Más que nunca la capacitación del personal dentro de una empresa se ha vuelto un elemento clave. Se le invierten los mismos recursos, energía, dinero y tiempo a un gerente con talento que al que no lo tiene, y no podemos hacer nada más por él que invertirle esperanza y el preciado tiempo esperando a que en el próximo proyecto si nos funcione y se aplique a generar utilidades con un ambiente organizacional colaborativo y de atención al cliente.
Es normal que las conversaciones de negocio de los líderes que van a la vanguardia se enfoquen en las nuevas implementaciones que deberán realizar para que su negocio sea más rentable e innovar, y cada vez son más las ocasiones en las que he escuchado conversaciones sobre herramientas más soft como el Mentoring y que también nos ayuda a alcanzar los mismos objetivos pero en menor tiempo, con menor costo y con un diferencial sensible en el desempeño del ejecutivo, pues además de otras virtudes importantes que la herramienta ofrece, se evitan tropiezos innecesarios cuya reparación es muy cara o más difícil de resolver que nos hace abandonar el proyecto.
El valor que puede aportar un buen mentoreo nos permite revalorar el talento que está por salir de las filas estudiantiles, y aquél con el que ya contamos. Ante esto, una de nuestras encuestas “Descifrando el código”, ha demostrado que el Mentoring es la mejor opción y debe estar dirigida tanto al talento de una organización, como al exterior de ella.
Un Mentoring efectivo que identifica los talentos de sus asesorados para así potenciarlos desde tiempos tempranos, ayuda a enfocar nuestros esfuerzos de desarrollo de los profesionales. La misma encuesta arrojó que, en el caso de las mujeres, contar con una especie de apoyo o Mentoring puede impulsar su carrera en numerosas maneras, como un 37% más de probabilidad de solicitar un aumento y un 200% más probabilidad de poder ver implementadas algunas de sus ideas y propuestas.
El Mentoring debería ser una práctica a la que todos los profesionales sin importar su género, puesto o cualquier otra característica puedan tener acceso y que sea parte de su desarrollo profesional. Muchos de los grandes empresarios que conocemos, tuvieron un mentor: Mark Zuckerberg – con la guía de Steve Jobs, logró consolidar lo que actualmente es una de las principales redes sociales a nivel mundial.
Katherine Johnson, autora de las ecuaciones matemáticas para calcular la trayectoria de una nave espacial, mostró gran talento por las matemáticas desde niña y fue gracias a sus mentores que pudo desarrollarse exitosamente e imponer el referente en programación en un tiempo retador, los años 60s.
Es cierto que ninguna empresa ha encontrado la fórmula “mágica” para una cultura laboral diversa e inclusiva, aunque contar con un mentor es un parteaguas en nuestras carreras. Y cada vez más empresas se suman y descubren la importancia de contar con programa de Mentoring para impulsar al recurso más valioso de cualquier compañía, que es el capital humano, el cual indiscutiblemente contribuye a alcanzar los objetivos del negocio.
En el mundo de la tecnología, líderes de TI y CEOs han mencionado que tener un mentor influyente o un modelo a seguir al principio de sus carreras, les ha ayudado a llegar a donde están hoy. Claro que nuestros mentores pueden ser desde nuestros padres hasta un buen amigo, PERO que mejor que se trate de un profesional que se haya capacitado para ello y que el desarrollo de nuestra persona sea su enfoque las 24/7. Actualmente se pueden contratar servicios de Mentoría de excelente calidad para tener ese apoyo moral y estratégico de un profesional, y eso, hará toda la diferencia del mundo.
*La autora Martha Sánchez es Líder de Diversidad e Inclusión en Consultoría, Deloitte México / Forbes